Lo veo venir, este año comeremos zapallitos hasta hartarnos. El año pasado la cosecha fue mala, creo que los planté demasiado tarde. Pero el anteaño las matas no pararon de dar y lo cierto es que acabé un poco cansado de comer tanto zapallito, aunque he de decir que tienen un sabor muy delicado y suave.
Este año me han dado semillas de tomate de una variedad que se plantaba en la zona antiguamente y estoy muy esperanzado en que me den frutos de calidad. Con el tomate el año pasado nos ocurrió que después de criarlos hermosos me salieron insípidos y pellejosos. Es importante la selección de las semillas si queremos recoger unos frutos sabrosos. Con las hibridaciones que hacen, las semillas que se consiguen en el comercio a lo mejor dan mayores rendimientos, pero en detrimento de la calidad. Un tomate de una buena variedad se ha de poder comer a pie de mata sin necesidad de condimentarlo y para ello debe estar sabroso.
Es seguro que en las judías aparezca la araña roja (todavía no) lo hará en cuanto apriete el calor. Más tarde lo hará en las tomateras, y en los calabacines el mildiu. Nosotros para combatirlo echamos azufre, que es un buen acaricida y fungicida. Pero tiene sus limitaciones, solo mitiga el ataque. En un huerto ecológico siempre hay que contar con algunas pérdidas, aun así cogeremos una buena cosecha e incluso participarán del festín las gallinas con lo frutos pasados.
Desde luego si utilizáramos insecticidas químicos conseguiríamos mejores resultados, pero en un huerto familiar no se justifica. Hay quien me dice que si se utilizan respetando los plazos recomendados desde su aplicación a la recogida del fruto no tendría porque causar ningún problema. Es posible. Pero debe de haber poca gente que ante dos tomates de la misma variedad ,uno de huerto ecológica y otro no, escoga el segundo. Por algo sera.
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