La lechuga es una verdura que se puede cultivar casi todo el año, haciendo un semillero en enero, otro en marzo y el último en agosto. Todo ésto teniendo en cuenta la climatología de la comarca de la Vera.
Las primeras se plantan a finales de febrero, las segundas en abril y las siguientes a principios de septiembre.
En la rotación de cultivo las acostumbro a plantar en el bancal que tuvo cebollas, de esta manera, en el terreno no queda estiércol fresco.
En todos los manuales para neo-rurales se dice que el cultivo de la lechuga es fácil, vamos, que tiramos unas semillas al suelo y está todo hecho, pero.......
El cultivo de la lechuga siempre me dá problemas, y no me refiero sólo a la tormenta del otro día, que eso entra en la categoría de accidentes.
A las lechugas tempranas les suele atacar el “gusano de rosca”, por lo tanto, hay que estar muy atentos, además si el tiempo es húmedo les entrará la “podredumbre del cuello” y la planta se pudre.
Las de abril tienen los mismos problemas, mas el calor, que hará que se espiguen.
Las que se plantan en septiembre al principio no tendrán gran problema, siempre que reguemos muy frecuentemente. Si el otoño es húmedo también les atacará la podredumbre del cuello y se acabó el comer lechugas del huerto.
¿Porqué sigo poniendo lechugas?, pues no lo sé, a lo mejor es que quiero tropezar en la misma piedra hasta ver si en una de éstas, la piedra se rompe.
Nieves me recuerda muchas veces que cuando estuvimos trabajando y viviendo en fincas ajenas, le gustaba ir a la huerta al final de la tarde y recoger la lechuga para la ensalada de la cena, y cuando has probado éso, das por bien empleado todo lo demás.
Alex, maestro que sigas tropezando en la misma piedra por muchos años.
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